Homeless una forma de vivir

Sin techo, sintiendo calor y frío, viendo como cae la lluvia, y siempre bajo las estrellas. Viviendo.

jueves, octubre 18, 2007

Aliento

Lo ves oscuro, tus manos sienten frío, a tu alrededor no hay nada, estás abrazando la inmensidad.

Tus ojos se abren intentando verlo todo, te duelen.

Tus piernas se fortalecen para resistir, te duelen.

Tus brazos se abren para abarcar, te duelen.

Tu mente se expande para entender, te duele.

Te resientes, sabes que puedes, y seguirás pudiendo, pero pesa.

Cuando llega el momento que el esfuerzo de lo que has conseguido te agota, es que ésto te empieza a venir grande.

Pasas de tener a conseguir, de soñar a vivir.

domingo, octubre 07, 2007

Miedo

Vuelas, surfeas en la cresta más alta. Por una razón que no sabes, sonries. Tampoco te importa, ya que no quieres cuestionar el porqué de algo tan agradable, sólo te expones para empaparte lo máximo posible.

El tiempo te ha compensado, los malos momentos se quedaron en el pasado. Pero tienes el recuerdo. El recuerdo de algo que llevas dentro, una semilla que regada en ciertas estaciones, puede llegar a crecer y destruirlo todo. Lo malo es que no la ves, va creciendo junto con el paisaje, y es la otra cara de la moneda.

No crees nada en ti, ya que ves que no mereces la pena. Por una razón que no sabes, sonrie. Te importa porque no quieres dejar de volar, y cada vez está más cerca el momento de huir, y que las cosas sean como debieran haber sido en un principio. Te estás autodestruyendo, aunque haya momentos buenos, sabes que descubrir un punto de flaqueza te llevará a quedarte solo.

Ese lastre te arrastra a esa lagrima ácida, que te observa, y que ve como la decadencia toma el rumbo de tu conducta. Un dolor interno se expande, te invade. Y empieza a mancharlo todo, a arañarlo todo, a machacarlo todo. Crece y ya no sonries, su sonrisa perdura y ahora sólo fabricas recuerdos.

Lo ves, lo veías y lo verás, ahora él acabará con todo.

lunes, octubre 01, 2007

Apetito

Estás escuchando música, enredado en el trabajo, leyendo o hablando con alguien. Tienes ansiedad, escuchas pero fundamentalmente buscas: lees los labios, desenfocas el entorno, miras los espacios en blanco o das la vuelta a tu propia mirada.

Llega ese momento, lo tienes, lo intentas mantener para agotarlo, y te preguntas lo que sientes. Hay que rellenar los huecos y darle forma pero sabes que está ahí, porque la emoción es característica: un nudo en el estomago que no sabes de donde viene, un regalo del cuento que te narran o del que vives.

Lo memorizas, para poder extenderlo más adelante, ya que no sabes si será la última vez.

Estas contento, eufórico, has visto la gracia.

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